CESTA: 45 AÑOS TRABAJANDO POR LA JUSTICIA AMBIENTAL Y SOCIAL EN EL SALVADOR

El Centro Salvadoreño de Tecnología Apropiada (CESTA Amigos de la Tierra El Salvador) celebra este 10 de agosto de 2025, con profunda alegría y compromiso renovado, 45 años de trabajo por la justicia social y ambiental, los derechos colectivos y la construcción de un país y un mundo sustentables.

UNA HISTORIA DE COHERENCIA, LUCHAS Y PROPUESTAS

Fundado en 1980, en un contexto de profunda injusticia social y tensiones que desembocarían en un conflicto armado, CESTA nació como un espacio de convergencia entre tecnologías socialmente apropiadas, pensamiento crítico, ecología popular y acción solidaria. Fue la primera organización ambientalista del país, fundada inicialmente como una asociación profesional —cuando aún no existía el concepto de ONG en El Salvador—, y su creación motivó el surgimiento de otros grupos ecologistas.
Durante estas cuatro décadas y media, CESTA ha combinado investigación técnica, acción comunitaria, formación, incidencia política y denuncia de modelos destructivos, adaptándose a nuevos desafíos sin renunciar a sus principios.

LUCHAS Y APORTES EMBLEMÁTICOS

• Defensa de territorios y ecosistemas: Entre nuestras luchas más emblemáticas se encuentra la defensa de la Finca El Espino, uno de los últimos pulmones verdes de San Salvador, también, hemos denunciado talas de bosques, contaminación de cuerpos de agua y la mala gestión de desechos sólidos, presentando propuestas concretas a municipalidades.
• Incidencia legislativa: Hemos contribuido a la formulación de la primera Ley Ambiental del país, y a propuestas para la Ley de Agua, la Ley contra la Minería Metálica y la reducción del uso de plásticos de un solo uso. Nuestra participación en la articulación social contra la minería fue clave para la prohibición de esta actividad en 2017 (hoy amenazada por su reactivación).
• Educación y conciencia ambiental: Hemos formado y acompañado a comunidades, especialmente jóvenes, mujeres, agricultoras y recicladoras, en temas como soberanía alimentaria, agroecología, biodiversidad, cambio climático, movilidad sustentable, gestión de residuos, justicia climática y derechos colectivos y de poblaciones vulnerables como las personas con discapacidad.
• Promoción de alternativas sustentables: Impulsamos la agroecología, la movilidad en bicicleta como transporte limpio y saludable, la economía popular feminista y solidaria, y tecnologías apropiadas que dignifican la vida de comunidades vulnerables.

ALIANZAS Y PROYECCION INTERNACIONAL

Desde 1991 formamos parte de Amigos de la Tierra Internacional, la federación de grupos ecologistas más grande del mundo, Entre 1999 y 2004, nuestro presidente, Ricardo Navarro, presidió esta federación.
A nivel regional, integramos Amigos de la Tierra América Latina y el Caribe y la Alianza Global para Alternativas a la Incineración (GAIA); a nivel nacional, participamos en el Movimiento de Afectados y Afectadas por el Cambio Climático (MOVIAC) y otras redes.

RECONOCIMIENTO COLECTIVO

Estos logros han sido posibles gracias a cientos de personas que han creído y caminado junto a CESTA: liderazgos comunitarios, técnicos/as, educadores/as, activistas, voluntariado, organizaciones aliadas y redes nacionales e internacionales. También agradecemos la confianza de las comunidades y el apoyo de la cooperación internacional comprometida con la justicia social y ambiental y de género.

MIRANDO HACIA EL FUTURO

El contexto actual presenta nuevos y graves desafíos: la reactivación de la minería, la crisis climática, el deterioro de la democracia y la precarización de la vida. Pero también emergen liderazgos juveniles, mujeres organizadas, saberes ancestrales y experiencias comunitarias que resisten con dignidad.

CESTA AFIRMA SU COMPROMISO CON:

  • La defensa de los derechos humanos y colectivos.
  • El fortalecimiento de la organización comunitaria.
  • La soberanía alimentaria y la agroecología.
  • La justicia climática y el rechazo a modelos extractivistas.
  • La generación de propuestas desde los territorios.

Cuarenta y cinco años después, seguimos creyendo que otro mundo es posible… y necesario!